Ascendiendo al Volcán Chachani

Dentro de mi pasión por las montañas de Arequipa quiero compartir con vosotros uno de los destinos más impresionantes en Arequipa, el imponente Chachani.

El Volcán Chachani, también conocido como Nevado Chachani, es uno de los atractivos más destacados de la región de Arequipa.

Se alza majestuosamente en el horizonte, ofreciendo una vista impresionante desde la ciudad. Este volcán forma parte de la cordillera de los Andes y es uno de los destinos preferidos para los amantes del montañismo y la aventura.

Es un importante tesoro natural y cultural situado en el distrito de Cerro Colorado, en la provincia y departamento de Arequipa.

Se trata de un nevado, uno de los más importantes de Perú, que para los incas era considerado un “apu”, un dios o divinidad al que veneraban y realizaban ceremonias sagradas como la capacocha, un ritual de ofrendas de sacrificios humanos.

Es el segundo nevado que domina la ciudad de Arequipa. El volcán, todavía activo, tiene cuatro picos, con el cráter central y la lava aún visibles. En su cima (6.057 msnm), situada en el noreste se reconocen otras cuatro cumbres, que son el Pico de los Ángeles, Monte Trigo, Horqueta y la Principal.

El nombre de Chachani significa "valiente" en quechua. Es imposible no admirar esta vista mientras se camina.

El nevado Chachani se halla a 55 km de Arequipa y está considerado como la montaña más fácil de escalar del mundo, a pesar de sus 6.000 metros de altura, condición que comparte con el volcán Misti, a 20 km de distancia uno de otro.

La ascensión es una experiencia desafiante pero gratificante. Requiere de preparación física, resistencia y conocimientos técnicos en montañismo. Durante la ascensión, te encontrarás con diversos paisajes, desde pendientes rocosas hasta campos de nieve brillante. Al llegar a la cima, serás recompensado con una vista panorámica espectacular, donde podrás apreciar las montañas circundantes, como el Misti y el Pichu Pichu.

Aunque la montaña es relativamente fácil de subir, hay que tener en cuenta que se tarda unas seis horas en llegar a la cima, aparte de un viaje de dos horas en minibús o autobús hasta el campamento base.

Cualquiera que quiera ver y escalar el volcán puede hacerlo, sobre todo entre los meses de abril a diciembre, cuando el tiempo es soleado y no hay nieve ni lluvias inesperadas. En la actualidad, varias agencias de turismo operan rutas al volcán y sus servicios suelen recomendarse a los turistas aficionados y a los que desconocen las rutas de subida al volcán. Puedes contratar fácilmente una excursión a este volcán a través del siguiente enlace.

El Chachani cuenta con algunas de las mejores rutas de senderismo de Arequipa.

Durante el ascenso la ruta ofrece vistas de mucha altitud desde donde puedes observar otras grandes montañas de los Andes, hasta donde te alcanza la vista claro.

La ruta dura dos días e incluye un día en el campamento base a 5000 metros de altura. El segundo día se sube a la cumbre y se regresa a Arequipa. Es posible ir solo, pero siempre con un guía profesional experimentado.

Debido al cambio climático, el pico del volcán cada vez tiene menos nieve, sobre todo en la temporada de verano.

Es un aventura impresionante que no puedes dejar escapar si estás en Arequipa.

El tesoro de Chachani

El Volcán Chachani también es conocido por su leyenda del "Tesoro de Chachani". Según la historia popular, en las faldas de la montaña se encontraría un tesoro escondido, que ha despertado la curiosidad de muchas personas a lo largo del tiempo. Aunque la existencia real de este tesoro es incierta, la leyenda ha contribuido a la mística que rodea al volcán y ha inspirado a los aventureros a explorar sus rincones en busca de esta riqueza oculta.

A continuación os narro lo que se cuenta sobre la historia del tesoro de Chachani:

Les contaré una fascinante historia sobre un hombre obsesionado por encontrar el tesoro del Chachani, una leyenda que ha intrigado a muchas personas durante años. Según cuenta la historia, el tesoro se encontraba en una cueva, protegido por un río subterráneo. Este hombre decidió emprender una búsqueda incansable, guiado por su ambición.

Comenzó su travesía desde el puente Grau, caminando siempre por el lado izquierdo, atento a cualquier indicio de la desembocadura del río. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, no encontró ningún rastro en las partes altas del valle del Misti. De regreso a casa, reflexionó sobre las filtraciones de agua que los agricultores de Socabaya extraían de los deshielos del Pichu Pichu, lo que le hizo sospechar que esas filtraciones provenían del Chachani, y que lo llevarían al río subterráneo.

Al día siguiente, muy temprano, se dirigió a las partes altas de Uchumayo y llegó a las viejas canteras de sillar, donde sospechó que las filtraciones de agua provenían del Chachani. Siguiendo el camino de las tierras húmedas, caminó cientos de metros hasta que la humedad desapareció por completo. En ese momento, vio a lo lejos el Chachani y notó algunos arbustos que indicaban la presencia del río subterráneo bajo sus raíces.

Decidió marcar el lugar donde se encontraba con tres piedras formando un triángulo y se apresuró a regresar al pueblo. Buscó al mejor chamán del lugar y adquirió un palito de Hoque en forma de "y", junto con los conocimientos para utilizarlo. Con esta herramienta en mano, resolvió el enigma y se dirigió al lugar donde había dejado el triángulo de piedras.

Usando el palito, que le indicaba la presencia de agua, avanzó varios kilómetros hasta las faldas del Chachani, donde el palito dejó de funcionar. Observó que la última piedra estaba junto a un cactus, por lo que construyó nuevamente un triángulo de piedras y regresó al pueblo con alegría y cansancio.

Al día siguiente, equipado con herramientas, se dirigió obsesionado a encontrar el gran cactus. Al encontrarlo, comenzó a cavar un hoyo y descubrió que el río subterráneo se encontraba a cinco metros de profundidad. Siguió cavando hasta que escuchó el sonido del río al golpear el suelo con su pico.

Deseoso de llegar al río, ensanchó el hoyo y descendió con una pequeña cuerda. Continuó caminando hasta llegar a una cueva, donde la altura del pozo era diez veces su cuerpo. Miró a su alrededor y encontró piedras talladas en forma de asiento, así como el rostro de Cristo dibujado en la pared. Al salir de la habitación, descubrió un gran patio y una pequeña cascada.

Con el último mechero que le quedaba para darse luz en la oscuridad de la cueva, corrió desesperado y encontró un mechero de oro finamente trabajado en una de las paredes. Al encenderlo toda la cueva se iluminó perfectamente. Al avanzar, encontró paja y varios esqueletos vestidos con túnicas de sacerdotes jesuitas, formando un círculo. Cerca de ellos, encontró cajas de madera que contenían crucifijos y anillos de oro con piedras preciosas en los dedos de los esqueletos.

Tomó estos tesoros y los colocó en su cuello y dedos. También encontró una biblia en latín y un libro que decía "Testamento de los jesuitas", junto con pergaminos y cuadros de la Última Cena y la Resurrección de Cristo. La cueva comenzó a temblar y algunas partes se desprendieron, pero logró salir con vida.

Mientras avanzaba hacia su casa, el tesoro se fue desvaneciendo y desapareció poco a poco. El hombre no pudo explicarse lo sucedido, pero comprendió que esos tesoros pertenecían a los jesuitas. A pesar de haber perdido todo lo que había extraído del Chachani, decidió no pensar más en ello y guardó en su memoria la ubicación de la cueva, marcada para un posible regreso.

Esta historia nos muestra cómo la ambición puede llevar a la pérdida de los tesoros más preciados. El hombre aprendió una valiosa lección y dejó atrás la búsqueda del tesoro para valorar los verdaderos tesoros de la vida.

Los datos clave de este artículo:

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